Uno de los factores claves para mejorar el rendimiento deportivo es conocer las zonas de entrenamiento, es decir, la intensidad de ejercicio que debo aplicar según el objetivo de la sesión. El control de la saturación de mioglobina (SmO2) aporta mayor precisión al control fisiológico del entrenamiento ya que se valora directamente en el músculo que realiza el esfuerzo, a diferencia de las otras medidas habituales, frecuencia cardíaca y acidosis láctica, que miden un efecto sistémico.
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